Amo tu redundancia de te quiero
amo tus partituras ensayadas en calma
tus cabellos ondeados abrazados al viento
y tu loca manera de jurar que me quieres.
Frente al mar cortejado por las blancas gaviotas
transformados en fuego despertamos misterios
devolviendo a la arena su calidez de enero.
Logramos asombrar la belleza del cielo
con las manos ardientes sondeando nuestros cuerpos
despojados del miedo
la vergüenza
las reglas
creamos maremotos trastornando el océano
que incitaba/ agitaba/ fomentaba /alentaba sediento
la anunciada explosión del deseo.